Sí, todos los fabricantes aconsejan verificar cualquier ausencia de contaminaciones en el envase; por ejemplo, lavando los envases con agua o soplándolos máquinas de aire comprimido.
El responsable de la higiene del envase es el envasador que, como encargado de garantizar la higiene de sus productos finales, debe evitar contaminaciones producidas por cualquier manipulación de la mercancía en el transporte, almacenamiento o desembalaje.
Después de la producción, tanto los envases de vidrio (se funden a 1.500 °C y se moldean a unos 900 °C), como los de plástico, están limpios y estériles y se almacenan apilados en palets de madera retractilados.
A partir de ese momento el envase sufre muchos movimientos que impiden el control de una higiene perfecta, por esta razón siempre es aconsejable higienizarlos antes del envasado.
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